Todo en exceso es malo, hasta la propia agua. De vez en cuando se
tiende a hablar de la sal, la cual viene siendo el famoso Sodio. El cuerpo
necesita de este para controlar la presión arterial, el volumen sanguíneo y el
funcionamiento de los músculos porque de lo contrario, no funcionamos
correctamente.
El sodio es un mineral que aparece naturalmente en los alimentos y en
conjunto con el potasio se encargan de nivelar nuestros niveles de agua,
siempre y cuando sean en dosis apropiadas. La leche, el apio y el agua potable son las
fuentes más naturales de sodio.
¿No ha sucedido que sueles amanecer con las sabanas pegadas a tu piel?
Esto se debe a que existe un exceso de sodio en nuestro organismo y por ende
provoca que retengamos los líquidos y nos hinchemos. Por esa razón se nos
recomienda no añadirle sal a los alimentos y no abusar de los embutidos.
Quienes no prestan atención a su consumo, están predispuestos a sufrir
hipertensión, taquicardia, cirrosis, nefropatía e irritación cerebral. Lo ideal
es no pasar de los 2,300 mg al día. Básicamente no es pasarnos de una
cucharadita de sal, el detalle radica en la dieta.
Las ensaladas, los huevos fritos, pan, el arroz, los frijoles,
cualquier guisado, la pasta, pollo, carnes o pescados, les tendemos a poner las
innecesarias pizcas de sal cuando no lo requieren porque naturalmente ya cuenta
con su ideal proporción.
Entre los productos procesados con alto contenido de sodio se
encuentran: los cereales, mantequilla, cocoa, aceitunas, las galletas saladas,
papitas fritas, tocino, jamones, quesos, salsas como cátsup, bbq o de soya,
comidas rápidas y las verduras, frutas o carnes enlatadas
Para contrarrestarlos, se recurre a las frutas o verduras por su buen
contenido de potasio, especialmente las verduras de hoja verde como las
espinacas, hortalizas, nueces, yogur, melones, kiwi, plátanos, ciruelas,
chabacanos, uvas, carnes rojas, pollo, pescado y salmón.
En los productos enlatados, el sodio también es referido como
glutamato monosódico, sacarina, nitrito, citrato, alginato, hidróxido, fosfato
de sodio, polvo para hornear y bicarbonato. Si la etiqueta dice “libre de
sodio” contiene 5 mg; “muy bajo en sodio” contiene 35 mg, “bajo en sodio”
contiene 140 mg y “Sin Sal” sólo cuenta con el porcentaje natural de sodio que
tiene el alimento.
Recuerden que estas cantidades son por porción, no cometan el error de
suponer que se refiere al producto por completo. Por consiguiente siempre se
nos insiste en que revisemos los miligramos o porcentaje en las etiquetas. En
caso de sufrir de hipertensión, la ingesta de 2,300 mg se reduce a sólo 1,500
mg por día.