jueves, 5 de marzo de 2015

El Sodio en nuestro Organismo


Todo en exceso es malo, hasta la propia agua. De vez en cuando se tiende a hablar de la sal, la cual viene siendo el famoso Sodio. El cuerpo necesita de este para controlar la presión arterial, el volumen sanguíneo y el funcionamiento de los músculos porque de lo contrario, no funcionamos correctamente. 

El sodio es un mineral que aparece naturalmente en los alimentos y en conjunto con el potasio se encargan de nivelar nuestros niveles de agua, siempre y cuando sean en dosis apropiadas.  La leche, el apio y el agua potable son las fuentes más naturales de sodio.

¿No ha sucedido que sueles amanecer con las sabanas pegadas a tu piel? Esto se debe a que existe un exceso de sodio en nuestro organismo y por ende provoca que retengamos los líquidos y nos hinchemos. Por esa razón se nos recomienda no añadirle sal a los alimentos y no abusar de los embutidos. 

Quienes no prestan atención a su consumo, están predispuestos a sufrir hipertensión, taquicardia, cirrosis, nefropatía e irritación cerebral. Lo ideal es no pasar de los 2,300 mg al día. Básicamente no es pasarnos de una cucharadita de sal, el detalle radica en la dieta. 

Las ensaladas, los huevos fritos, pan, el arroz, los frijoles, cualquier guisado, la pasta, pollo, carnes o pescados, les tendemos a poner las innecesarias pizcas de sal cuando no lo requieren porque naturalmente ya cuenta con su ideal proporción.

Entre los productos procesados con alto contenido de sodio se encuentran: los cereales, mantequilla, cocoa, aceitunas, las galletas saladas, papitas fritas, tocino, jamones, quesos, salsas como cátsup, bbq o de soya, comidas rápidas y las verduras, frutas o carnes enlatadas

Para contrarrestarlos, se recurre a las frutas o verduras por su buen contenido de potasio, especialmente las verduras de hoja verde como las espinacas, hortalizas, nueces, yogur, melones, kiwi, plátanos, ciruelas, chabacanos, uvas, carnes rojas, pollo, pescado y salmón.  

En los productos enlatados, el sodio también es referido como glutamato monosódico, sacarina, nitrito, citrato, alginato, hidróxido, fosfato de sodio, polvo para hornear y bicarbonato. Si la etiqueta dice “libre de sodio” contiene 5 mg; “muy bajo en sodio” contiene 35 mg, “bajo en sodio” contiene 140 mg y “Sin Sal” sólo cuenta con el porcentaje natural de sodio que tiene el alimento.

Recuerden que estas cantidades son por porción, no cometan el error de suponer que se refiere al producto por completo. Por consiguiente siempre se nos insiste en que revisemos los miligramos o porcentaje en las etiquetas. En caso de sufrir de hipertensión, la ingesta de 2,300 mg se reduce a sólo 1,500 mg por día. 

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