Siempre que vamos a
comenzar a hacer ejercicio por la primera vez, siempre recurrimos a las dudas frecuentes
como: ¿Cuáles rutinas emplear? ¿Lo estaré haciendo bien? ¿Será poco o mucho
tiempo? ¿Cuándo veré resultados? y ¿qué pasa si no veo ninguno?
De por sí tuvimos que
pasar por un proceso personal previo a la inscripción, no nomas decidimos
lanzarnos al gimnasio, tuvo que haber visto una razón que nos haya inspirado a
dar este gran paso en nuestra búsqueda por una vida mejor y no físicamente
hablando.
La clave está en sí
lo hiciste sólo por cuestiones de salud, para adelgazar, subir de peso,
tonificarte o para volverte en esa inmensa fortaleza muscular. Es importante
saberlo al momento de iniciar un entrenamiento porque de lo contrario, uno
terminará frustrándose ante la ausencia de una dirección.
Si se busca adelgazar,
el objetivo será pasártela en el área de cardio o tomar clases. De hecho
cuando se está pasado de peso, primero nos meten de lleno a la caminadora o
bicicleta. Sin embargo, para que esto funcione se requiere seguir una dieta especialmente
diseñada para ti.
En caso de subir de
peso porque uno está demasiado delgado, se requiere además del buen comer, una
rutina que implique la fuerza. No encasillarse en infinitas repeticiones sino
llevar tu resistencia al otro nivel conforme le incrementas peso a tus series.
Buscar un cuerpo
atlético requiere de experimentar diversos pesos. La tendencia tiende a
definirse por completar la serie de quince repeticiones siendo las últimas
cinco de mayor esfuerzo. A veces suele batallarse si uno no posee la genética. Tampoco
ayuda ejecutar erróneamente los movimientos.
La fortaleza muscular
no sólo exige un condicionamiento intenso, sino requiere de la ingesta de
proteína en polvo, suplementos, pastillas, etc. No necesariamente debamos pasar
horas, ya que a veces se trabaja tan duro que los resultados no son vistos a falta
de comida (musculo atrofiado).
Usualmente nos da vergüenza
preguntar o tendemos a confiar en los contenidos del Internet. Al igual que
nuestras personalidades nos diferencian, asimismo los músculos. A través de los
instructores, uno aprende las correctas posturas y las aplica para lograr su
propósito. De lo contrario, uno andaría perdido y se volvería presa fácil de
abandonar el ejercicio al no conseguir resultados.
Entrenar en un
gimnasio no es fácil, requiere disciplina para soportar el dolor y
perseverancia para observar un cambio. Todo está en la cabeza, por tanto con un
instructor que impulse tu seguridad, podrás vencer la duda que suele
atormentarnos cuando recién comenzamos a hacer ejercicio o incluso después de
llevar meses.
Es bastante normal
llegar a pensar en el por qué estamos haciendo lo que estamos haciendo. Después
de todo se resume en puro dolor y tiempo del cual uno pudo haberlo invertido en
otras cosas agradables.
Por esa misma razón,
uno debe recordar siempre la razón por la cual se entrena e insistir al
instructor con rutinas acorde a su físico porque ese es indudablemente el
camino correcto para ejercitarte.
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