miércoles, 24 de diciembre de 2014

Lo que implica romper La Dieta


En el mejor de los casos, las dietas tienden a ser diseñadas personalmente para cada persona ya que cada una cuenta con un objetivo distinto. Independientemente de adelgazar o aumentar masa muscular, se suele contar con un día libre donde uno pueda consumir lo “prohibido” alrededor de 24 horas.

Es cierto que ninguna dieta debería ser considerada como un castigo ya que más bien se trata de establecer un estilo  de vida saludable porque su único y principal objetivo consiste en el buen comer.

Cuando se tratan de eventos sociales o cenas familiares, el consumo libre nos beneficia porque estamos engañando a nuestro organismo. De vez en cuando se recomienda consumir las grasas saturadas y los azúcares porque lo necesitamos. Así tampoco limitaremos nuestra digestión porque bajo un modelo estricto, podemos causar que nos caigan mal cuando decidamos comerlos.

En un aspecto negativo, la sensación de prohibición podría llevarnos a consumir mucho más de lo que normalmente comeríamos en un día, he aquí el famoso rebote; y aunque suene terrible, de un día para otro el cuerpo puede recuperar lo que se perdió en la semana, por esa razón, se prefiere permitir de vez en cuando consumir lo prohibido pero controladas raciones.

Es cuestión de formar hábitos donde si se sufre, se puede optar por equilibrar la alimentación antes de someternos al extremismo con ceros grasas o harinas. La dieta no puede ser vista como algo temporal, debe sostenerse para siempre. Por tanto para que privarnos de disfrutar del pecado por un solo día y especialmente en esta navidad y año nuevo.

Esa trampa nos beneficiará a cubrir los nutrientes que nuestro cuerpo necesita a carencia de no ofrecérselos de manera habitual. Bajo esta disciplina, no caeremos en la tentación a gran diferencia de cuando se pasa meses en negación. Si uno peca de ese modo, se corre el riesgo de mandar a la basura todo el esfuerzo invertido porque caeremos en la adicción.

Se recomienda reservar nuestros excesos en fines de semanas para de esta manera coincidir con nuestras salidas o comidas familiares. La idea es premiarnos con un acto de motivación no volvernos víctimas de un tropiezo.    

De acorde a los expertos, se dispara nuestro metabolismo aumentando la producción de leptina quemándose así muchas más calorías. Esta aceleración radica entre un 3% y 10% lo cual puede ser un poco contraproducente dependiendo del alimento prohibido.

Curiosamente también el limitar la ingesta de calorías, causa que nuestro metabolismo se haga lento provocando una infelicidad en algunas personas al no detectar resultados. Precisamente aquél día de antojos rompe esta cadena psicológica, regresándonos no sólo nuestra tranquilidad sino motivándonos a seguir adelante.

Los psicólogos nos recomiendan que no etiquetemos la comida como buena o malo, si pecamos, hay que aceptar que comimos por ejemplo un trozo de pastel de chocolate con una bola de nieve. Lo hecho está hecho y lo que sigue es continuar con las restricciones.  

Obviamente lo más difícil es pecar sin culpa, por tanto es necesario que lo renovamos de la ecuación y simplemente lo disfrutemos. En caso de no poder reducir la culpa, se reocmienda que aquel antojo sea alto en proteínas, carbohidratos, bajo en grasa y azucares.    

En conclusión todo yace en una mentalidad calculada.  

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