A estas alturas
cualquiera sabe que la obesidad viene de la comida chatarra, las galletas, los
caramelos, papás fritas, dulces, nieves y cualquier pan. El inconveniente a
veces yace en nuestra ignorancia al reemplazarlas con comidas “saludables” de las
cuales podrían resultar igual de dañinas o peores.
Estés donde estés,
nunca sobran los consejos nutricionales. Sea de un familiar, amigo o de un
compañero, siempre se debe tener mucho cuidado, especialmente si lo que se
busca es perder grasa. Por esa razón a continuación desenmascaró algunos
alimentos “saludables” que en realidad nos engordan.
En ninguna fiesta o
paquetes de frutos secos mixtos, nunca faltan los pretzels. Omitiendo la sal,
un pretzel equivale a una cucharada de azúcar. Lo mismo sucede con los cereales
ya sean altos en fibras o de granos enteros, no son recomendables,
principalmente los dirigidos a los niños.
Los jugos embotellados
o en cajitas son un vil mito. Aún peores los tés refrigerados puesto que
contienen mucho más azúcar que los refrescos incluyendo los dietéticos. Un jugo
debe tomarse en su instante, inmediatamente de exprimirse la fruta o licuarse,
de lo contrario, su refinamiento nos sube el nivel de insulina provocando que almacenemos
grasa a lo loco.
Así que eso de que
nuestros padres nos dijeran que nos tomáramos nuestro juguito y desayunáramos nuestro
cereal para estar sanos y salvos, en realidad nos estaban preparando para la
obesidad.
¿Quién no suele
recurrir a la granola durante los desayunos? Su naturaleza es adictiva por su
azúcar y aceites grasos que la mantienen crujientemente rica. Debe controlarse
su consumo en compañía de las frutas secas o nueces porque sus carbohidratos
simples nos impulsan a comerlos sin control.
En el caso de las
cremas de maní, sus grasas son insaturadas y por tanto resulta sano para
nuestro corazón. Al decidirse eliminarse, sus reemplazos comunes son el azúcar
o la sal. Bajo este hecho, ignora la versión “libre de grasa” y no temas en
comprar la versión normal.
El Yogur natural o
griego sigue siendo saludable, la problemática se da cuando tiene sabor. Todo
lo bueno, no es necesariamente bueno dado que esa delicia se debe a su
saborizante proporcionado por la fructuosa procesada. Lo mismo podría aplicarse
con las aguas minerales y la evidencia yace en sus contenidos nutricionales,
comparen un envase de agua mineral sin sabor con uno de cualquier sabor y verán
como los gramos de azúcar se elevan con exageración.
La sugerencia es
añadirle por nuestra propia cuenta la fruta natural y no depender de los
procesados. Aún así el mayor culpable de la epidemia de obesidad se debe a la
fructosa, la cual como podrán darse cuenta, está presente en todos los
alimentos. Lo ideal es no excederse de los 25 gramos diarios.
Los famosos aderezos
“libres de grasas”, al final de cuenta se convierten en grasas en nuestro
cuerpo por su alto suministro de azúcar
o edulcorantes artificiales. Esta es la razón por la cual sentimos la
necesidad de comernos un dulcecito después de una ensalada o de un refresco de
dieta.
Para quienes no
pueden dejar de comer solo una, surgieron las ahora famosas papitas de
vegetales las cuales siguen siendo de harina de maíz o papa. El ingrediente
especial es el polvo de vegetal que se le pone para darle ese endulzante color.
Tristemente, quien las come creyéndolas mejores que las papitas comerciales,
está viviendo engañado.
Tampoco es para
limitarse del placer de los azucares o temerle a las grasas. Todo en exceso es
malo y con una dieta enfocada a la alimentación no procesada y combinada con
una buena rutina de ejercicios, no debe haber problema alguno para hacer
ciertas excepciones, siempre y cuando tu cuerpo sea capaz de mantener su peso.
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