lunes, 16 de febrero de 2015

Vivir sin Harinas


Las harinas han formado parte de nuestra vida desde pequeños ya que siempre ha estado presente en cada momento. Fiestas, cenas, restaurantes o convivios familiares, siempre nos encontramos con un panecito para untarle mantequilla o los clásicos domingos donde se pide pizza y pasta durante un programa televisivo.

Existen varios tipos de personas que deciden sacarlas de su alimentación para perder peso, forjar un nuevo estilo de vida saludable o por necesidad médica (los celíacos). En un principio podría sonar inquietante el sólo pensar en que quedará en dado caso de optar por eliminarla, ya que también estaría involucrando los azucares, los cuales están en todos lados.  

Es un hecho que la harina blanca se ha convertido en una amenaza letal para nuestra salud. Muchos de sus nutrientes han sido eliminados durante su refinación volviéndose en una especie de almidón, y curiosamente el supuesto hierro que contiene se considera de naturaleza metálica. Por tanto el cuerpo no la digiere totalmente.

La harina blanca se resume en carbohidratos simples refinados cuya única función es hacernos subir de peso al hacernos adictos a estos, haciendo referencia a los fideos, las papas, el pan dulce y el arroz blanco, los cuales deben irse o por lo menos sustituirse con sus equivalentes siempre y cuando las porciones sean razonables.

Es difícil rechazarlos de un golpe porque nuestro cuerpo no los pide a gritos en combinación con las razones sociales con las que se vincule. Vayas a donde vayas, nunca falta el pan. Por ello se recomienda se empiece sustituyéndose por lo integral, hasta sentirse lo pleno seguro para removerlo de la dieta de manera temporal.      

Está comprobado que los beneficios que se consiguen al erradicar las harinas son los siguientes:

  • Mucho más energía a causa de que estaremos consumiendo ahora carbohidratos complejos  en lugar de simples.
  • Mejor digestión porque la fibra de las frutas y verduras es mil veces mejor que la químicamente sintetizada del pan, la pasta y el arroz.
  • Una buena actitud gracias al rendimiento y la concentración que recibiremos al purificarse nuestra sangre.
  • Adiós a la calvicie temprana dado que recuperarás su brillo natural, el cabello será resistente y crecerá con rapidez.
  • Uñas resistentes puesto que se perderá la sensibilidad al volverse ligeramente gruesas para evitar que se quiebren con facilidad.
  • Piel firme e hidratada, el color naranja desgastado proviene del exceso de azúcar y harinas. Eliminándose mutuamente desaparece la celulitis y el cuerpo recupera su color natural.


Es un reto que vale la pena tomar ya que está comprobado que no sólo lucirás bien sino te sentirás  bien. Será difícil por sus primeros diez días porque absolutamente todo se te antojara. Quizás permitirse pecar un fin de semana podría ayudar aunque podrías recaer.  No obstante, cuando esto suceda se ha escuchado que los malestares como el dolor de cabeza, estomago inflamado y el malhumor regresan lo cual podría aprovecharse como un reforzador para retomar el plan.

De sólo mencionar panes dulces, galletas, dulces, salsa de soja, cremas, cervezas, cereales, emparedados, pastas, pasteles, etc.  Uno se preguntaría ¿qué queda? La respuesta son frutas, verduras, carnes, pescados, lácteos, frutos secos, quínoa, frijoles, legumbres y aceites de cocina. Es cuestión de darse la oportunidad de probar nuevos sabores y adaptarse, sin caer en los excesos.    

No hay comentarios.:

Publicar un comentario