En este verano es esencial ser tolerantes al calor y no conformarnos con
pasar demasiado tiempo en los centros refrigerados ante el riesgo de contraer
malestares por los choques de temperatura. Para el deportista dedicado, esto lo
conlleva a un dilema sobre entrenar o no entrenar en una instalación con aire
acondicionado ya que se suele padecer los siguientes inconvenientes:
- Dolores de cabeza, de cuello y retraso en la recuperación muscular.
- Enfermedades respiratorias tales como la tos, ataques de asma, neumonía, resfriados o faringitis.
- Contractura musculas (tortícolis) si se está en el chorro directo de aire.
- Desregulación de la temperatura interna del cuerpo.
- Irritación en los ojos y moqueo.
- Deshidratación por la inadaptación corporal.
- Resequedad de la piel y las mucosas.
- Alergias respiratorias al polvo.
- Ruido ambiental.
Se sugiere reducir la intensidad del ejercicio inclusive previo a las
temperaturas elevadas, ya que nuestro cuerpo tarda de entre 8 a 14 días en aclimatarse.
Esto debido a que existe un mayor desgaste físico y mental que uno puede darse
cuenta al comenzar a sudar la gota gorda desde el primer set en lugar del
cuarto o quinto.
Luego de habernos adaptado naturalmente, podemos retomar la
intensidad, siempre y cuando nos mantengamos hidratados y suplementados. Ve el
lado bueno, cuando regrese el invierno, tu rendimiento será aún mucho mejor que
cuando empezaste. Sólo tienes que confiar y darte la oportunidad. Sal de tu
zona de confort, sé creativo y adáptate con estilo.
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