El ejercitarnos constantemente
puede provocarnos una feroz hambruna de la cual parece nunca tener llene, pero
en otras ocasiones sólo se trata de un trastorno alimenticio generado por
nuestra propia ansiedad, a su vez causante de la conducta obsesiva
compulsiva.
Cualquier problema que se tenga
ya sea familiar, social, laboral, escolar o personal, y no se haya podido
resolver, fácilmente podría ser la razón de nuestra adicción. Nada de
justificantes como: “es parte de su naturaleza”, “por costumbre”, “un problema
hormonal”, “no tiene fuerza de voluntad” y “comer mucho lo hace feliz”.
La cruda verdad es que es un
sistema autodefensivo para darle la vuelta al problema. Es un círculo vicioso a
consecuencia de nuestras emociones sin resolver. Así que mejor lo hacemos a
través de nuestro estómago para sentirnos de algún modo satisfechos.
No obstante, lo que se tiende a
comer usualmente radica en dulces, panes, nieve y comida chatarra. Esto a su
vez genera más hambre y mediante la culpabilidad de habernos excedidos, volvemos
a regresar a donde empezamos. Esto sumándose día a día, nos pone rumbo a la
obesidad.
¡No todo está perdido! Existen
varias maneras de controlar estas sensaciones y malos hábitos que amenazan con
nuestra salud tanto física como mental. Requiere de paciencia y fuerza de
voluntad porque para que haya un cambio, debes empezar creyendo en ti aunque te tome algo de tiempo.
RECUERDA:
- Más que nada, es psicológico y desde un principio sé positivo.
- El cambio no debe de ser de golpe, con esto me refiero a la dieta y rutina.
- Reflexiona tu forma de comer.
- Haz un registro de lo que comes, cuánto comes y qué sientes al comerlo.
- Reconoce tus emociones antes de caer en la tentación.
- La pérdida de peso nunca sucederá si estás bajo estrés.
- Preocúpate por lo que realmente importa y tiene solución.
- Siempre es bueno hablar con los demás sobre tus problemas.
- En caso de necesitarlo, asesórate con un amigo, familiar o nutriólogo.
- Tampoco te prives de todo lo que te gusta porque podría ser contraproducente.
- El truco está en reducir las porciones.
- Si estás en un régimen de dieta, date el permiso de hacer una excepción muy de vez en cuando.
Tantos hombres como mujeres
padecen de este desorden alimenticio y de acorde a las encuestas, la razón principal
gira entorno al ámbito laboral, ya que la urgencia de cumplir las cargas, nos
desvía de la función vital de comer a nuestras horas o incluso de no hacerlo
hasta la noche donde sobrecargamos el estómago con un posible exceso de grasas,
azucares y carbohidratos.
La clave está en reconocerlo y
seguir los consejos mencionados, no comer fuera de nuestras horas, balancear
nuestros platillos, reducir las porciones de las comidas prohibidas y
satisfacer con el amplio repertorio de comida sana porque existen infinidades de
combinaciones de las cuales no tenías la menor idea por haberte limitado a los
bocadillos azucarados.
Esto también es una aventura y
sólo se requiere tener iniciativa y fuerza para disfrutarlo.
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