La blancura de la
pasta normal tiende a ser favorecida por su percepción de pureza mas no
necesariamente aplica al consumirse en el espagueti, ravioli o macarrones. Se
dice que los sabores son incomparables, pero en sí se requiere de una fuerte
conciencia para cambiar las pastas
blancas por integrales ya que nos traerá
un mayor beneficio no sólo a nuestro organismo sino a nuestra moldura física.
Además cualquiera que
haya consumido de las dos, sabe con exactitud que la pasta integral llena mucho
más que la normal. En cuanto al sabor, podemos acompañarla de brócoli,
espinacas, habas, hongos, tomate o simplemente bañada en salsas o con aceite de
oliva, esto la convertirá en un platillo exquisito. Todo es cuestión de
acostumbrarse a lo bueno.
La mayor diferencia
entre las dos pastas consta en su procesamiento. La pasta normal surge de la
harina blanca la cual sufre un terrible desgaste nutricional al separarse el
almidón del salvado y el germen. Por esa
razón se cocina con rapidez.
La pasta integral
viene directamente de la harina del trigo integral la cual conserva su valor
nutricional. La fibra, grasas saludables, vitaminas y minerales siguen intactas
por lo que pese a ser más tardado en coserse, vale la pena la espera.
Para quienes siguen
escépticos sobre cambiar a la pasta integral, los siguientes beneficios podrían
convencerte:
- Regulan el tránsito intestinal.
- Te protege contras las enfermedades tanto cardiacas como estomacales.
- Reduce el riesgo de cáncer, el deterioro cognitivo y la diabetes tipo 2.
- Por su poder saciante y bajas calorías, te ayuda a reducir de peso.
- Te mantiene enérgico.
- Mejora las tasas de colesterol y de triglicéridos.
- Es equivalente a las proteínas de la carne y el pescado.
- Controla el apetito al frenar los azucares.
- Previene la depresión o la irritabilidad.
Dado que la pasta blanca es refinada, químicamente está influenciada y por tanto carece de todo el concentrado esencial de Hierro, magnesio y la Vitamina B de los cuales fácilmente te proporciona hasta el arroz integral. Es por eso que se torna adictiva porque no frena la adsorción de azucares, al contrario, su simpleza nos hace comer de más y a su vez, nos hace propensos a enfermarnos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario